martes, 27 de noviembre de 2012

proyectos educativos

 

proyectos educativos


Introducción
La política educativa que hoy día
se aplica en los diferentes espacios
y ámbitos educativos del país resulta impensable si desconocemos o
ignoramos su pasado histórico, es
decir, su memoria; el presente artículo tiene por objeto presentar algunas
ideas, planteamientos y propuestas que
dieron origen a la construcción de
proyectos educativos a lo largo del
siglo xix; a partir de este material se
analiza la destacada labor de profesores, pedagogos, políticos y educadores interesados en la educación
del país.
El siglo xix resulta de gran importancia y yo diría que es fundamental
para comprender la construcción de
un sistema educativo moderno organizado y dirigido por el Estado. De
allí la pertinencia de hablar de los
orígenes de la política educativa
contemporánea.
Iniciativas y ensayos educativos:
la construcción de la nación
mexicana, 1821-1854
El año de 1821 marca el inicio de la
vida independiente del país; el momento resulta complejo y difícil pues
es necesario imaginar a la nación y
dar paso a su construcción; las propuestas son variadas pues son el
reflejo de los actores políticos involucrados en el moviendo independen-
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tista; borbonistas, iturbidistas, insurgentes y liberales, cada unos de estos
grupos con diferentes visiones culturales e ideológicas; sin embargo,
existe un punto que los une e identifica, el educativo; las declaraciones
gubernamentales de la época ilustran
el punto: “Nada puede contribuir
tanto a la prosperidad nacional, como
la ilustración pública y la acertada
dirección que se dé a la juventud”,
declara en 1823 el Supremo Poder
Ejecutivo de la joven República.
1
Más tarde, Guadalupe Victoria declara:
“La ilustración sirve para la existencia de las naciones, las educa y las
conserva”. Bajo esta misma línea,
Vicente Guerrero declara: “Convencido de que las luces preparan y hacen
triunfar el imperio de las libertades,
abriré todas las fuentes de la instrucción pública. Los gobiernos populares,
para quienes es un interés que los
pueblos no vivan humillados, se apresuran a dar a las artes y las ciencias
el impulso que tanto les conviene”.
2
Podemos ver que este interés se
vincula con la necesidad de impulsar
el progreso, la libertad y la razón
en la joven nación, pero esto no será
suficiente: habrá que impulsar acciones más concretas.
Ya el gobierno de Agustín de
Iturbide, en 1822, intenta considerar
el tema educativo; sin embargo, care-
1
François xavier Guerra, méxico del antiguo
régimen a la revolución, 1995, México, fce, p. 394.
2
Ibid.
ce de fondos suficientes para apoyar
un proyecto amplio, por tanto, éste
queda en manos de la Compañía
Lancasteriana,
3
la cual debía fundar
con el tiempo escuelas elementales
y normales; el Estado quiere impulsar la educación, pero no cuenta con
los recursos necesarios; por ello, deberá valerse de instituciones alternas
que apoyen esta iniciativa.
El primer ensayo educativo se
presenta en el año de 1823 bajo el
gobierno del Supremo Poder Ejecutivo, Proyecto de Reglamento General
de Instrucción Pública; en su art. 1°
se anota que la educación ha de ser
pública y gratuita. El art. 3°, todo ciudadano tiene derecho a instruirse; nadie
ha de pagar por ella, y la instrucción
será uniforme y por los mismos mé-
todos y tratados elementales. Art. 6°,
se suprimen los gremios de maestros,
pues todo ciudadano tiene facultades
de formar establecimientos de instrucción. Arts. 11° y 12°, la Instrucción Pública estará a cargo de una
Dirección Nacional. Art. 33°, prescribe que se establezcan escuelas
públicas de primeras letras para instruir a los niños y formar sus costum-
3
La Compañía Lancasteriana fue fundada en
el año de 1822; los fundadores fueron: doctor Manuel
Codorniú, licenciado Agustín Buen Rostro, Manuel Fernández Aguado, coronel Eulogio Villaurrutia y profesor Nicolás Germán Prissete, sustituido éste más tarde por el profesor Eduardo Turreau de Linieres. La primera escuela de la
Compañía fue ubicada en el local de la Antigua
Sala Secreta de la Inquisición.
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bres en utilidad propia y provecho de
la nación.
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Así mismo, se establece un
currículo para la primaria; en éste, se
presentan las asignaturas de lectura,
escritura, aritmética, geometría, gramática, catecismo religioso y moral,
dibujo y dos materias fundamentales
para el nuevo Estado: Constitución del
Estado y Catecismo Político, es decir,
se da un espacio al tema cívico y por
tanto a la formación (si bien incipiente) de ciudadanos.
Este proyecto consideró la educación de las niñas y de los adultos
y se ordenó la creación de escuelas
para atenderlos.
La educación de primeras letras
fue la prioridad del gobierno, es decir,
la que atendía la enseñanza de la escritura y la lectura fundamentalmente,
aunque también se dio atención a la
educación superior; las carreras establecidas fueron: teología, jurisprudencia canónica y civil, medicina, cirugía
y farmacia y ciencias naturales.
Las buenas intenciones de Pedro
Celestino Negrete, Nicolás Bravo y
Guadalupe Victoria fueron eso: un
excelente propósito que no se llevó a
cabo; la razón fue la falta de recursos
económicos, maestros y espacios escolares.
A los pocos meses se instauró la
República Federal y se promulgó una
4
Ver Ernesto Meneses, Tendencias educativas oficiales en méxico, 1821-1911, 1998, México,
Centro de Estudios Educativos y Universidad
Iberoamericana, p. 94.
nueva constitución política y un nuevo
plan educativo que se dio a conocer
en 1826.
Fue la segunda propuesta educativa; nuevamente encontramos la
insistencia de que la instrucción
pública se dé en establecimientos
destinados para tal efecto; se presentó un currículo para primaria, que
incluía prácticamente las mismas
asignaturas que el anterior, aunque
destacan la inclusión de las materias de moral y urbanidad; además,
se incluye una nueva materia: “Conocimientos de Derechos Civiles”. Se
continúa con el tema cívico, tan necesario para una nación en ciernes. La
instrucción es obligatoria y se llevará
según el método lancasteriano. En el
Distrito Federal son los ayuntamientos los encargados de impartir esta
educación: por cada pueblo de 100
familias deberá establecerse una escuela; los maestros serán seleccionados según lo acordado por el ayuntamiento; las plazas de instrucción
se otorgarán por examen público ante
un comité elegido por esta instancia
y éste se validará cada dos años.
Respecto de la escuela preparatoria, ésta enriquece su currículo con
materias un tanto científicas, como mineralogía, geología, botánica, zoología e incluye gramática de lenguas
antiguas. Por su parte, la formación
profesional se vería apoyada con recursos como bibliotecas, colección de
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mapas, laboratorios y seis escuelas
de ciencias aplicadas: artillería, ingeniería, canales, minería, puentes, caminos, ingeniería geográfica y construcción naval. El proyecto ofrecía
grandes posibilidades; sin embargo,
tenía un problema: carecía de fondos
y no señalaba la manera de sostener
tan ambicioso proyecto.
La situación económica del país
impidió que estas iniciativas en materia educativa se pusieran en práctica; se dieron reajustes y, para 1827,
surge un tercer plan educativo, el cual
busca nuevamente y con muy buenas
intenciones impulsar la educación
pública en el país; se precisa que todo
ciudadano debe saber leer y escribir,
además debe fortalecer la formación en urbanidad y civilidad; para ello
se incluyen las materias de urbanidad
y catecismo político; ambas materias
estuvieron unidas de alguna manera
al buscar como objetivo la formación
de buenos ciudadanos que respetaran
las reglas de la sociedad urbana; dichas materias compartieron espacios
comunes prácticamente durante todo
el siglo xix.
5
En su art. 2° se indica que el
número de escuelas se adaptará a
la población de las parroquias; además
se habla de un cuerpo de inspectores que deberá supervisar las escuelas.
Los maestros serán examinados; se
5
Al respecto, ver los trabajos de Valentina Torres
Septién y Jesús Marqués.
fijan sueldos de $100.00 para los
maestros y $83.00 para las maestras.
El art. 13° establece que la enseñanza es gratuita.
6
Para 1832, durante la gestión de
Anastasio de Bustamante, el Sr. Valentín Olaguíbel presentó ante la
Cámara de Diputados un nuevo ensayo educativo, proyecto sobre arreglo
de la Instrucción pública; en este documento se reconoce la difícil y penosa situación por la que atraviesa
la instrucción pública en el país, la
cual es el resultado de la inestable
situación política y económica; de
allí, que se plantee un plan sencillo
y económico para la educación.
En su art. 1° se anota: La enseñanza costeada por fondos públicos será
pública, gratuita y uniforme.
Art. 2°. La enseñanza privada
será libre, se impedirá que se enseñen
doctrinas contrarias a la religión católica, la buena moral o contrarias a
la Constitución.
7
El currículo de primaria para
niños incluye la materia de principios
elementales de religión y de moral,
y el de niñas incluye sólo materias
propias de su sexo: lectura, escritura
y aritmética; por supuesto, urbanidad y religión, y se suprime “Nociones de la Constitución”. Para el nivel
de preparatoria se eliminan once
materias y sólo queda con cinco. Fi-
6
Ernesto Meneses, op. cit.
7
Ibid., p. 116.
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nalmente, en su art. 172° se indican
las funciones de la Dirección General de Instrucción Pública: velar por la
enseñanza pública y cuidar que se
observen los reglamentos.
Este proyecto efectivamente fue
extremadamente sencillo, austero y
conservador; tanto que al año siguiente es cancelado; en 1833 se
desata la gran polémica en torno a la
iniciativa liberal de educación laica;
el vicepresidente Valentín Gómez
Farías presentó una fuerte reforma
educativa en la cual destacan los siguientes artículos: 1°. Se suprime la
Universidad de México y se establece una Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito Federal
y los territorios de la federación, la
cual tendrá a su cargo todos los establecimientos públicos de enseñanza;
será la encargada de nombrar a los
profesores de los ramos de enseñanza;
así mismo será la encargada de elaborar los reglamentos y designará los
libros elementales de enseñanza. Se
indica que todos los gastos derivados
de la instrucción pública serán pagados por el gobierno. Esta reforma da
prioridad a la enseñanza primaria y
normal, pues son espacios fundamentales para la formación de ciudadanos y para la formación de cuadros
para la enseñanza.
Con esta reforma educativa el
grupo liberal avanza, sus planteamientos están sobre la mesa: la libertad de
enseñanza, la eliminación y distanciamiento de la Iglesia católica en
temas educativos y la presencia del
Estado como el único que debe asumir el control de la educación. Las
ideas que nutren el pensamiento del
cambio educativo están en el gran
ideólogo José María Luis Mora, para
el cual era indispensable establecer
“una enseñanza absolutamente independiente del clero, enseñanza controlada por el Estado, enseñanza que
trasmitiera el dogma liberal”;
8
sólo
así se podría avanzar en la conformación de los nuevos ciudadanos que requería la nación, por supuesto, liberal.
El momento político no era el
apropiado para impulsar una reforma
educativa liberal; la reacción no tardó:
el presidente Sana Anna no apoya la
iniciativa; ante las fuertes críticas y
reclamos, en 1834 derogó la reforma
y prácticamente pidió disculpas a
la sociedad conservadora del país;
los ayuntamientos vuelven a ser los
encargados de las escuelas de primeras letras.
Los cambios en materia educativa continúan y se presentan nuevas
propuestas, aunque en esencia se
mantienen las mismas premisas,
unas defendidas por conservadores
y otras por liberales. En 1842, se expedía un nuevo decreto que declaraba
la educación obligatoria entre los
7 y los 15 años; además, debía ser
8
Francios xavier Guerra, op. cit., p. 396.
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gratuita. Se daba a la Compañía Lancasteria la Dirección General de
Instrucción Primaria; con el cambio
constitucional este ensayo fue derogado y para 1843 se redactó un nuevo
ensayo educativo a cargo de Manuel
Baranda y se anota “dar impulso a la
instrucción pública, uniformarla y hacer
efectiva su mejora y progresivos y
firmes sus adelantos”.
9
La situación del país para la dé-
cada de los cuarenta era de caos, inestabilidad, crisis económica, intervenciones extranjeras, guerras, etc. y aún
así, en medio de la total anarquía y
de los constantes enfrentamientos
entre liberales y conservadores, se
presentaban y debatían nuevos proyectos educativos, muchos de ellos
sumamente completos y ambiciosos.
Con el fin de la dictadura santanista, en el año de 1855, el país continúa en su intento por consolidar un
proyecto de nación; sin embargo,
aún está por definirse la línea política que tomara las “riendas del país”.
Los liberales y el proyecto
educativo: vientos de cambio
“A partir de la segunda mitad del
siglo xix los liberales concentraron
sus esfuerzos en diseñar un proyecto
9
Josefina zoraida Vázquez, nacionalismo y
educación en méxico, 1979, México, El Colegio
de México, p. 32.
educativo moderno bajo la dirección
del Estado. La idea central era formar
a los niños en la escuela, es decir,
contar con una educación formal, la
cual debía de atender de manera
especial la formación cívica del
niño”.
10
Siguiendo esta línea, François
xavier Guerra, señala que:
A través de la escuela se trasmiten los cimientos ideológicos de
la enseñanza liberal: formar ciudadanos leales e industriosos. Es decir, individuos políticos nuevos,
leales a la nación, que actúen como
agentes económicos autónomos.
11
Por tanto, todas las iniciativas
estarán encaminadas a lograr dicho fin.
Los años que van de 1856 a 1867
constituyen un período de gran actividad en materia de legislación educativa. Juárez, a la cabeza de un destacado grupo de liberales, consideraba
más que urgente pasar de las meras
iniciativas a la normatividad en materia educativa; sin embargo, mucho
de lo propuesto ya se había planteado anteriormente, pero ahora se daba
fuerza a estas ideas al incluirlas en la
Constitución de 1857. El tema educativo quedó incluido en el art. 3°:
“La enseñanza es libre; la ley deter-

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